Al buey Tajima se le conoce universalmente como buey de Kobe. Originario de Japón, estos Kuroge Wagyu (res de piel negra), se crian en zonas rurales de Japón. La denominación de Kobe tiene su origen en el puerto de esta conocida ciudad que es desde donde se distribuye esta preciada carne a todos los puntos del planeta.
En la actualidad menos de 300 granjas crían el buey de Kobe. Y es que su crianza aunque reporta grandes beneficios es muy complicada, laboriosa y costosa. Todos los días los bueyes reciben un masaje que les ayuda a relajar y conseguir un buen tono muscular. Está estudiado que estos masajes ayudan a que los animales estén mas tranquilos, relajados y satisfechos, lo que redunda en una carne de una mayor calidad que las de animales sometidos a estrés.
La dieta de los bueyes de Kobe incluye sake y cerveza. La cerveza estimula el apetito del buey y estos comen más forraje. Además la cerveza interactua con la grasa del organismo con un resultado excepcional: la carne apenas contiene grasa. La autentificación de la carne de buey de Kobe se basa en el índice de masa corporal. Esta en buenas condiciones no sobrepasa el valor de 6. Lo que a efectos prácticos quiere decir que la grasa en esta carne apenas existe.
Otro cuidado que los ganaderos proporcionan a sus bueyes es el «baño de sake«. Cada cierto tiempo y durante varias horas, los Wagyu son lavados con este tradicional licor japonés. La piel limpia y perfumada con sake influye también en la calidad de la carne. Una carne de una textura tan sutil que llega a sugerir al Foie Gras y de un sabor que los especialistas de todo el mundo consideran incomparable.
Toda una tradición milenaria al servicio de la gastronomía mas exigente y sibarita.
Si quiere darse el placer de probar esta suculenta carne tendrá que acercarse al mercado de Chamartín (Madrid) y buscar el puesto de Raza Nostra, pues es el único punto de venta en nuestro país. ¿Su precio? Entre 200 y 300 euros el kilógramo.
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