Allá por 1798 James Swaine adquirió una fábrica de fustas en el número 238 de Picadilly (Londres), la cual tomó gran fama por la fidelidad de la Casa Real, de la mano del Rey Jorge III.
Las distinciones reales continuaron durante los reinados de Jorge IV y Guillermo IV.
En 1835 el negocio se trasladó al 185 de Picadilly y 10 años después, en 1845, Edward Swaine introdujo a su sobrino en el negocio y nació Swaine Adeney, con gran fama en artículos de piel.
En 1835 Thomas Brigg y sus hijos se instalaron en el 23 de St James street, fabricando paraguas, bastones y fustas. Pronto se hizo famoso como fabricante de paraguas y recibió varias distinciones reales entre las cuales las de la Reina Victoria y Eduardo VII. Durante la guerra Brigg perdió su tienda en París y en 1943 se unió a Swaine Adeney formando la actual Swaine Adeney & Brigg.
¿Y todo esto para qué?
Pues para hoy día ser considerada una de las casas que fabrican los mejores paraguas del mundo. Y después de más de 200 años seguir siendo el proveedor oficial de la Casa Real británica. Es por eso que toda su gama de paraguas posee el Royal Warrant.
No obstante, los paraguas son sólo una pequeña parte de lo que hoy producen, incluyendo productos de marroquinería de una calidad superior, aunque no tan famosos como los citados paraguas.
Algunos detalles de sus mejores paraguas son, por ejemplo, sus forrados con seda natural, tejida tres veces, consiguiendo un tejido perfectamente impermeable, o su varillaje hecho con tubo de acero engrasado. Obviamente, la madera de un paraguas Brigg se trabaja y pule a mano, consiguiendo la curvatura deseada para la empuñadura sometiéndola a vapor caliente. No podía ser de otra manera que los mejores paraguas se fabricasen en uno de los países con el índice de lluvias más alto de Europa.
Ya tenemos elegido el souvenir para el próximo viaje a Londres. Podrás encontrarlos en el 54 de St James Street como Swaine, Adeney, Brigg & Sons.