Ser goloso no es un pecado sino un placer, aunque a 315.000 dólares la pieza, la cosa se pone complicada. No lo piensa así la cadena china de pastelería de lujo china Holiland, con pastelerías por todo el territorio chino, que acaba de abrir Black Swan Luxury, su tienda flagship en Beijing, un elegante espacio donde todo respira lujo y placer gourmet. Conocida por sus exorbitantes precios, tiene sin embargo una amplia clientela que bebe los vientos por sus deliciosos panes y postres, siempre a precios más populares.
Si bien no todas sus delicias suman miles de dólares, su producto estrella es un increíble pastel de bodas sólo apto para los muy muy golosos, aquéllos capaces de gastar la friolera de 315.000 dólares por un momento de placer efímero. Por lo demás, la tienda está razonablemente llena de clientes asíduos, esporádicos, y algún que otro curioso que no acaba de creerse la colección de ceros en el precio.
Pero la aventura no acaba aquí: la reputada cadena tiene serios planes de expansión y planificadas próximas aperturas por las principales ciudades chinas. Una iniciativa que no parece tener serios competidores en una economía de contrastes donde los ricos son muy ricos y necesitan una hoguera donde avivar sus vanidades. Voilà, la han encontrado.
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