Sin duda este es uno de los hoteles más característicos con los que uno se puede encontrar. El Byblos Art Hotel Villa Amistà forma parte de ese grupo de hoteles que podríamos considerar auténticas galerías de arte. En plena Valpolicella, una de las zonas vinícolas más conocida de Italia, rodeada de fuentes y jardines que invitan al relax y al descanso se alza esta preciosa villa del siglo XV, en el pequeño pueblo de Corrubbio, a tan sólo siete kilómetros de Verona. El hotel forma parte del grupo familiar al que pertenece la firma de moda Byblos y fue concebido desde un principio como un museo donde poder contemplar la espectacular colección de objetos de diseño y arte contemporáneo del siglo XX que posee la familia Byblos.
Villa Amistà es un fantástico edificio con las características de una villa de estilo clásico veneciano del siglo XV diseñada por el arquitecto italiano Michele Sanmicheli. Tras sufrir largos años de abandono, la villa ha sido meticulosamente restaurada y ha sido objeto de una profunda transformación en cuanto a decoración se refiere, logrando una curiosa mezcla de arte, diseño y pasado gracias al decorador Alessandro Mendini. Los frescos de paredes y techos han recuperado sus colores y armonizan con detalles tan dispares como las arañas de luces venecianas, los muebles escandinavos de mediados de siglo e imágenes fotográficas en color de tamaño natural. En sus habitaciones y zonas comunes podemos encontrar el trabajo de artistas tan reconocidos como Valerio Adami, Vanessa Beecroft, Sandro Chia, Peter Halley, Sol LeWitt… y llama la atención descubrir varios sillones de la colección Muebles Amorosos diseñados por Javier Mariscal para la firma Moroso.
Cada habitación del hotel ha sido creada de manera única y no se pueden encontrar dos iguales. El hotel dispone de tres suites espectaculares como la Neobarroca, que une piezas de Mendini con las famosas butacas y sillones Victoria and Albert de Ron Arad que produce Moroso. Decorada de forma muy vistosa con papel a rayas blancas y amarillas, lámparas colgantes de cristal de Murano y columnas de mármol rosa. En la Presidencial podemos encontrar los muebles transparentes Eros de Kartell o la lámpara dorada Bourgie, también de Kartell. De la suite denominada Mendini’s Cult hay que destacar la pared cabecero de la cama pintada a franjas rosas, celestes y amarillas, mientras que el resto de las paredes cuentan con dibujos geométricos de vivos colores. Junto a la cama un sillón Fjord en rosa de Patricia Urquiola da el contrapunto a las mesitas de noche rojas de formas redondeadas. Además de estas fantásticas suites en hotel dispone de tres Junior Suite, habitaciones Deluxe y habitaciones Superior; un restaurante excelente, al cuidado del chef Luca Mazzola, y un spa Henri Chenot en pleno jardín. ¿Qué más se puede pedir para unas auténticas vacaciones con glamour?