Aunque la Guía Michelin 2009 estará a la venta en unos días, los resultados ya se han hecho públicos. Como mucho nos temíamos, la lluvia de estrellas ha vuelto a ser más que modesta: ningún nuevo 3 estrellas –se mantienen los 6 del año pasado-, sólo un nuevo 2 estrellas –categoría de la que, además, se caen dos – y una quincena de estrenos con su primera estrella.
El protagonista de la nueva edición de Michelin ha sido Sergi Arola, que con su Gastro se ha aupado al biestrellato en sólo unos meses –un hecho único en la edición española de la guía-, conservando el éxito de su etapa de La Broche, donde Ángel Palacios no sólo no ha podido revalidar el nivel de su antecesor, sino que ha sido desposeído de las dos estrellas que defendía.
Pierde también uno de sus galardones el Zuberoa de Hilario Arbelaitz (en Oiartzun), que pasa de 2 a 1 estrella. A pesar de los rumores, no consiguen entrar en los biestrellados La Terraza del Casino de Paco Roncero, el Drolma de Fermí Puig (Barcelona), el Calima de Dani García (Marbella), ni el Miramar de Paco Pérez (Llança), aunque en el caso de estos dos últimos, su primera estrella estaba quizás demasiado reciente.
Pero junto al desaguisado de La Broche, la decepción más clara es todo un reincidente, El Celler de Can Roca (Girona), al que se le sigue resistiendo la tercera estrella por la que claman muchos de los gourmets de este país. Tampoco los inspectores de Michelin han considerado pertinente que la cocina de Aduriz en su Mugaritz (Errentería) merezca las tres estrellas, a pesar de su impresionante 4º puesto mundial según Restaurant Magazine, ni el virtuosismo creciente demostrado este año por Quique Dacosta en El Poblet (Denia). Todos ellos siguen engrosando el saco de las 2 estrellas, junto al remodelado Àbac de Xavier Pellicer (Barcelona), el mallorquín Tristán, el cacereño Atrio (otro de los favoritos a subir en los próximos años), los madrileños Gastro de Arola y Sant Celoni de Óscar Velasco –bajo la batuta del controvertido pero genial Santi Santamaría-, y La Alquería (en Sanlúcar la Mayor), bajo la dirección de Adrià y la ejecución de Rafa Morales, local del que se había rumoreado que podía perder su segundo galardón, conseguido en 2004.
Con 3 estrellas, sin cambios por tanto, siguen manteniéndose los donostiarras Akelarre (de Pedro Subijana) y Arzak, Martín Berasategui (en la población de Lasarte), y los catalanes El Bulli (el templo de Ferran Adrià en Cala Montjoi, Roses), Can Fabes (en Sant Celoni, con Santamaría al frente) y el Sant Pau (en Sant Pol de Mar, con Carme Ruscalleda, la única cocinera triestrellada de la guía).
Como cada año, el mayor baile se produce en los restaurantes de 1 estrella, entrando a formar parte de este selecto grupo el nuevo y espectacular Pepe Vieira de los hermanos Cannas (en Raxó), el fantástico caserío del Boroa (Amorebieta), L’Aliança d’Anglès (Anglès), los barceloneses Cinc Sentits y Manairó (gran sorpresa en la Ciudad Condal, ya que en las quinielas se contaba antes con Coure e Hisop), la cocina de tradición de Els Tinars (Llagostera), la perfección técnica del madrileño Alboroque, El Nuevo Molino (Puente Arce), Skina (en el casco antiguo de Marbella), L’Angle (Sant Fruitós de Bages), Abantal (uno de los dos claros candidatos sevillanos, junto al San Fernando 27, al que le tocará esperar), el restaurante del hotel gourmand Valdepalacios (Torrico), Bal d’Onsera (Zaragoza) y los valencianos Riff y Vertical.
Entre los que pierden el galardón de Michelin destacan Toñi Vicente (Santiago de Compostela) –parecía cantado después del escándalo de las vieiras-, El Mesón de Doña Filo (Colmenar de Arroyo), Playa Club (curioso caso el del restaurante coruñés, que ha ido ganando y perdiendo la estrella varias veces en los últimos años), el Fagollaga (Hernani), el cese del negocio de La Cuina de Can Pipes (Mont-Ras), el asturiano L’Alezna (Caces), L’Esguard (Sant Andreu de Llavaneres) de Miguel Sánchez Romera –que cierra para iniciar una aventura internacional-, y el Caelis, que ha estado cerrado toda la temporada por las reformas del Hotel Palace de Barcelona y que, si reabre sus puertas en el transcurso de 2009, probablemente recupere su resplandeciente galardón en la edición de la Guía Michelin 2010. Renuncia a la estrella conseguida en 2006 el Hostal de Sant Salvador, que por motivos personales reorienta su establecimiento.
Otras desilusiones, las protagonizadas por algunos que apuntaban a entrar y se han quedado a las puertas: el Guggenheim (Bilbao) de Josean Martínez Alija –uno de los chefs vascos de mayor proyección, perla de la cantera de Berasategui-, el toque exótico del DiverXo (Madrid), el elegante restaurante 365 del Hotel Son Brull (Pollença), el gaditano Aponiente (El Puerto de Santa María), la cocina de mercado del gallego Prado Viejo (Moaña) y las excelentes brasas del asador Etxebarri (Atxondo) –atención a la paradoja de este restaurante, al que Restaurant Magazine ha situado en su lista 2008 en el 44º puesto mundial, justo por encima de los parisinos Les Ambassadeurs y L’Arpège-.
Como cada año, confiaremos que en 2010 los inspectores de la Guía Michelin se muestren más benévolos y nos juzguen bajo el mismo rasero que se utiliza para otras ediciones, como la francesa, alemana o japonesa, en las que parece que el listón no está tan inalcanzable.
¿Cómo lo veis vosotros?
Colaboración especial: Dani – CaviarBCN