No tanto una tendencia como una consolidación de las relaciones entre estudios, starlets, diseñadores y directores, el cine viene para asentarse -no sin cierta comodidad- en la industria de las marcas de lujo. La alfombra roja ya no es suficiente escaparate para los grandes titanes de la moda, que parecen asistir aburridos a la improvisada pasarela. Quieren otro fútbol; jugar en la liga de los generadores de historias, aquéllos que ostentan el poder de hacer soñar cuando la costura queda relegada a satisfacer los deseos de unos pocos. Unos pocos momentos de gloria.
Éste podría ser el briefing que recibiera el director Roman Polanski una tarde cualquiera en una terraza de Saint-Tropez de manos de Patrizio Bertelli, consorte de Miuccia Prada y CEO de la firma, Dry Martinis en mano, mirando al horizonte y divagando sobre los inescrutables caminos del nuevo orden del lujo. Y del cine. Y voilà. El corto fue presentado en el reciente Festival de Cannes. Así.
A Therapy es una pieza corta cargada de cadencia, buen gusto y buena parte de ese guiño ácido que vincula definitivamente al polémico director con la firma que mejor combina elegancia y stravaganza.
Una sesión de terapia entre una pobre niña rica y su doctor –Ben Kingsley, el actor de las 100 películas- que pasa de la impasibilidad a la afectación a un ritmo perfecto. El ritmo de la genialidad de Polanski, pero también el compás a que se debe lucir una de las genialidades de Prada.
«He tenido un sueño«, suspira Helena Bonham Carter. Segundos después, Prada Suits Everyone -Prada sienta bien a cualquiera- abre los títulos de crédito. Qué bien hilado. Que así sea.
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