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Aquella tarde en esa terraza de Madrid sentí, más que nunca, mis nervios bajo cero. Desde que leí que una compañía como Schweppes iba a premiar el mejor Gin Tonic de 2010, no dejé de darle vueltas para llegar a la final. Ser uno de los treinta y tres barman finalistas a nivel nacional se convirtió en mi sueño. Ganar no era lo importante. O sí. Llegar a la final era mi principal objetivo.
La iniciativa de Schweppes despertó en mí creatividad, innovación, formas, colores y competitividad por supuesto. Además, el poder estar a lado de un maestro como Javier De Las Muelas, al que tuve oportunidad de conocer en Madrid Fusión cuando Schweppes patrocinó este encuentro, me parece una ocasión única. Desde el principio la idea de la marca fue el cocktail mejor diseñado: una buena selección de ginebras, premios bajo los parámetros de Javier De Las Muelas, treinta y tres barman de toda España y Tónica Schweppes en una coctelera. Como jurado, además del maestro, estaban allí Rodrigo De La Calle, Pepe Dioni, Pablo Córdoba y Bertín Osborne, Uau!
Como admirador del Perfect Gin Tonic, estaba totalmente motivado para ganar, o por lo menos, tenía que llegar a la final. 1.000€ y un viaje a Madrid son una razón de peso. 5.000€ para ganar, otra razón de mucho más peso. El mismo peso que debería tener mi Gin Tonic.
De los tres retos propuestos, premio a la creatividad, premio a la innovación y premio al Gin Tonic histórico, elegí este último. El reto de “reinventar” el Gin Tonic como lo ha hecho Tónica Schweppes tras más de 225 años de historia, despertó en mí la creatividad y el buen hacer como barman. Tenía que ser perfecto, elegante, en su justa medida, equilibrado y con el sabor original, como el primero. Sólo con la tónica original podría conseguirlo.
Con mis nervios bajo cero conseguí concentrarme en mi sueño. Sólo notaba el frío de la coctelera en mis dedos, el sonido de los hielos sobre el cristal y las burbujas cayendo lentamente sobre ellos. Son sensaciones que no olvidaré.
Hoy, un día después de la final, tengo el orgullo de decir que soy uno de los treinta y tres finalistas. No he podido conseguir uno de los tres primeros puestos, pero he aprendido mucho al lado del gran maestro, Javier De Las Muelas, y al lado de la marca líder, Tónica Schweppes. Sólo hay una manera de hacer el mejor Gin Tonic, y es con su tónica. Estoy deseando que llegue la próxima edición del Premio ORIGINS by Schweppes. Sé que puedo estar entre los tres finalistas. Hasta entonces, felices Gin Tonics y felicidades a los ganadores: Carlos Rodríguez Félix, de Jumping Jester en Pamplona por el mejor Gin Tonic Original, Ana María Martínez Núñez del Hotel A Quinta da Auga en Santiago de Compostela por el mejor Gin Tonic Innovador y David Ríos de Kobuc, en Bilbao por el mejor Gin Tonic Histórico.
Firmado: Un barman admirador del Gin Tonic.
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