Restaurant Lluçanès



Tras casi dos décadas en la pequeña población de Prats de Lluçanès, el Lluçanès se había convertido en todo un referente culinario de la zona y se había ganado los parabienes de la crítica especializada, incluyendo la concesión de una estrella Michelin en el año 2000. A pesar de ello, decidieron dar el salto a la gran ciudad e instalarse en Barcelona, en pleno barrio de la Barceloneta.

La apuesta no les salió nada mal ya que, si el traslado fue en julio de 2007, 4 meses después habían conseguido renovar su estrellato en la nueva ubicación y el éxito de público era considerable. Su magnífica progresión ha hecho que, hoy en día, incluso haya algunas voces que les sitúen en el top-ten de los restaurantes de la capital catalana.

Ubicados en el primer piso del Mercat de la Barceloneta, sumándose a la amplia y variopinta oferta de restauración de la zona, el Lluçanès ofrece una cocina elegante, creativa y de gran respeto por la excelente materia prima utilizada (se ha de notar que están integrados en uno de los mercados más importantes de la ciudad).

El local, amplio, minimalista, moderno, casi un híbrido entre futurista e industrial, dispone de una docena de mesas, muy cómodas y perfectamente separadas entre ellas. Por si el impacto visual no fuera ya suficiente, media cocina a la vista permite disfrutar de toda una sesión de show-cooking en directo.

Para conocer la cocina de Ángel Pascual, nada mejor que dos menús degustación: el de 5 platos y 2 postres, a 68 euros, y el denominado minimalista, un festival de 10 platos y 3 postres –en pequeñas raciones- que recorre buena parte del repertorio de Ángel por un importe cercano a los 100 euros.

Entre nuestras recomendaciones, el canelón de pollo de pata negra con una aromática bechamel de idiazábal y unas virutillas de foie, o los salmonetes escabechados con frutas y verduras. Para los amantes de las ostras, conviene no perderse la que acompañan de coco, germinados y gelée de alga kombu –una de las mejores que ha probado el que escribe, junto a las ostras vegetales de Arzak-. En su carta, alternativas atractivas como el consomé de ave y huevo merengado con trufa, o las sepietas a la brutesca con arroz venere negro (ambos platos empiezan a gozar de fama en el mundillo gastronómico barcelonés).

En los postres, media docena de opciones, destacando el buen hacer en las combinaciones con helados. Un buen ejemplo de ello, el tocinillo de cielo trufado con helado de cardamomo.

Manteniendo un tamaño medio, la carta de vinos incluye una acertada selección de gran parte de las denominaciones internacionales más importantes. Y lo más raro en locales de este nivel, a precios muy interesantes.

Buen servicio, profesional y muy agradable, con Rosa Morera –la mujer de Ángel- como maestra de ceremonias, y panes de los de antes, de miga consistente pero esponjosa, en versiones de aceite, de cereales –magnífica-, de leche y rústica.

Un serio candidato a convertirse en un clásico de la ciudad.

Colaboración especial: Dani – CaviarBCN

Página Web Restaurant Lluçanès

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