En el Pirineo Catalán, en el valle de Cerdanya y rodeado de un extenso jardín con magníficas secuoyas, un casi centerario palacete de corte neoclásico francés nos da una apacible bienvenida.
En su interior, repartidas en tres niveles, sólo unos pocos privilegiados podrán gozar de sus encantadoras y románticas alcobas. Instalaciones de Spa (sauna y piscina climatizada, sala de masajes y tratamientos), un extenso jardín (tres hectáreas) de gusto exquisito (inolvidable ver el paisaje nevado con los tilos), un salón de lectura y la exquisita cocina del chef Josep Maria Boix ponen de manifiesto el gusto por el detalle de este confortable hotel.