Recuerdo la primera vez que vi un anuncio de los fax de Xerox. No tengo tantos años; corrían los 80 y yo era una niña alucinando con lo que me parecía virtualmente imposible. Imposible, directamente. Esa misma sensación -con cierto sabor a flashback- me invade ahora con el lanzamiento de otro de esos aparatos imposibles o improbables… sólo que éste sabe mucho, mucho más dulce.
Para mi sorpresa, parece que el uso de las impresoras 3D aplicadas a todo tipo de industrias no es una tendencia, sino una práctica de lo más habitual. Modelos de plástico, madera o metal son replicados a tamaño real, como quien hace una vulgar fotocopia, configurando desde piezas de joyería hasta zapatos o partes de motores. Sigo alucinando.
De la mano de Choc Edge Limited Company llega, quizás, la aplicación más sibarita de esta tecnología: la producción -o mejor la impresión- de verdaderas esculturas de chocolate. Aparte de para quedarse con todos, la técnica persigue la excelencia: garantizar la perfecta adhesión del chocolate en la producción capa por capa, a la temperatura óptima para que la escultura no se derrita en ningún momento, en ningún lugar. Pero no habéis oído lo mejor: ¡dicen que funciona como una impresora convenciona! Sí hombre.
Choc Edge 3D da nombre a esta nueva criatura de la compañía formada por científicos -¿chocolateros?- de la Universidad de Exeter (UK). Eso sí, está en fase de pruebas y no verá la luz comercial hasta dentro de unos meses al suculento precio de 2.500 libras.
La pregunta es inevitable: ¿pasará como con el fax, o la Nespresso, y dentro de poco imprimiremos bombones en casa a ritmo de tango?
Vídeo 3D Chocolate Printer
Más información: Choc Creator 3D chocolate printer